jueves, 14 de febrero de 2013

Absurdo diálogo entre cubitos de hielo



Había una vez unos cubitos de plástico en un vaso helado:

-Hey tío, ¿estás fresco? -Le dice Azul a Blanco.

-Sí, tío, ahora sí. Me siento limpio entre tanta agua -le contestó Blanco.

-¿Has visto esas cubitas de ahí? Están buenísimas -decía el Azul.
-Joder tío, ¡están muy por encima nuestro! -contestó Blanco.
-Claro, solo tienes que trepar un poco para poder presentarte a ellas.

Mientras tanto, las cubitas estaban flotando tan felices en el agua:

-¿Has visto esos cubitos, Heladita? -preguntó Congelada a Heladita.
-Sí, son muy monos -dijo Congelada- el Azul creo que me está guiñando el ojo, o al menos eso parece desde aquí -dijo Congelada mientras entornaba los ojos para poder ver mejor.

Los cubitos del fondo estaban planeando la forma de acercarse a ellas, pero dos cubitos azul claro les impedían el paso:

-Eh, tíos, enrollaos y apartaos, que las cubitas de arriba son nuestras -dijo el cubito azul claro a los otros cubitos.

-¿Qué pasa, chaval? ¿que porque somos más pálidos nos discriminas? No, si quieres ir con esas cubitas, tenéis que pasar por encima nuestro -respondió Clarito amenazante- ¡Yo no os dejo pasar!

Los cubitos azules se empezaron a mosquear y enfriaron rápidamente el culo del vaso. Los cubitos claro empezaron a hacer lo mismo, luchando por las cubitas blancas. En menos de dos minutos habían enfriado tanto el vaso, que Esterilla decidió hacer un trago de ese delicioso maná.

La visión de las cubitas era aterradora: un montón de dientes blancos se acercaban lentamente al borde del vaso. Vieron como la corriente las arrastraba hacia ese muro de color marfil. En pleno ataque de pánico, incluso vieron el sarro de entre sus dientes, y empezaron a gritar aterradas!

-¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!!! -gritaron las cubitas.

Los otros cubitos dejaron de lado sus diferencia para ayudar a las cubitas, pero era demasiado tarde; se quedaron sin agua para enfriar.

-Tío, me siento desnudo -comentó avergonzado el cubito Azul-, ¡creo que ahora no vamos a mojar!


Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!

Eso sí, ¡Esterilla quedó bien fresquita!


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1 comentario:

  1. Aún recuerdo esa calurosa noche de verano en la cual entre risas surgió esta absurda historia. Gracias por guardarla y publicarla.

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