miércoles, 16 de abril de 2014

La colleja ancestral.

Era una noche oscura, muy oscura. En un pequeño pueblo perdido en algún lugar de la montaña, dos hermanos dormían plácidamente. Bajo el cálido abrazo de sus mantas, disfrutaban de un agradable sueño, que se vio interrumpido a causa de un extraño estruendo. 

-¡PLASSSSSSSSSSSSSSSS!

Pudieron escuchar el eco que resonó largo rato. Asustados, permanecieron en la cama hasta que el sonido desapareció entre la oscuridad. Saltaron de la cama y se fueron corriendo hacia la habitación de sus padres.

-¡Papá, mamá! -Gritaron al unísono ambos hermanos.

Al llegar a la puerta, golpearon con fuerza para que alguien les abriese y así, poder alejar el miedo que les invadía. A los pocos minutos, el largo picaporte se desplazó hacia abajo indicando que ya podían pasar. Al entrar, sus padres estaban sentados en sobra la cama. Con expresión seria, les abrazaron y les invitaron a sentarse con ellos. 

-Hijos, -Les dijo el padre con solemnidad- pensaba que tardaría algo más de tiempo, pero al ver lo que ha sucedido, me veo en la obligación de explicaros algo.

Se hizo el silencio. Ambos hermanos estaban expectantes. Su madre, sin hacer ruido, se levantó y dispuso un sillón delante de la cómoda, frente a la cama, para que su marido pudiese sentarse cómodamente. 

Desde su nueva situación tenía una visión perfecta de sus dos hijos y su esposa. Los contempló largo rato, buscando las fuerzas para poder iniciar su terrorífico relato. Respiró hondo e inició su acometida.

-Lo que habéis oído, hijos míos -Les dijo- es una maldición que acosa desde hace largo tiempo a la familia. 

-¿Qué es papá?-Dijeron al mismo tiempo, asolados por una evidente curiosidad infantil.

-Os lo explicaré tal y cómo me ha llegado a mí a través de generaciones y generaciones de nuestra familia.

Ambos niños se acomodaron en la cama junto a su madre para escuchar la historia.

"Como sabéis, nuestro apellido proviene de una antigua extirpe nacida en las lejanas tierras de oriente. La tradición familiar afirma que eran reyes y príncipes. Dueños de enormes tierras, donde cientos de súbditos les ofrecían sus mejores tesoros, su más absoluta fidelidad y sobre todo, la confianza en el buen hacer de sus decisiones. Cuenta la leyenda que el primogénito de los reyes de esas tierras, salió un día a pasear con su madre y su hermana pequeña. Cómo todos los niños su enorme curiosidad al descubrir el mundo, lo llevaba a distanciarse de la custodia de su progenitora. Cosa que la enfurecía solemnemente. Todo esto era algo de lo más habitual, pero ese día fue distinto. Ese día, el joven príncipe corrió hasta llegar a una enorme encina. Cobijado por su sombra, se sentó a esperar a su mamá. Fueron pasando las horas, y no venían a buscarlo. Estaba oscureciendo. Y el pequeño príncipe empezó a sentir frío y hambre. Decidido, bajó por la amplia estepa que había recorrido anteriormente, en dirección a su palacio. Al llegar, los soldados lo miraron con rostro apenado. En silencio custodiaban su entrada. El niño empezó a sentir miedo, no por lo que desconocía que  iba a suceder, sino por dejar volar sus pensamientos más negativos. Se imaginó que su madre no habría podido llegar al palacio. Qué estaba llorando preocupada por su excursión o que estaba perdida en medio de la oscuridad de la creciente noche. A cada pensamiento que le acosaba, una lágrima de tristeza se iba acumulando en su rostro. Así, hasta llegar a la puerta de su habitación. Asustado por encontrar a todos llorando por su madre, abrió con miedo la puerta. Tras ella, su madre. Roja de ira y desbordada por la rabia, le propinó una sonora e impresionante colleja."

-¿Y qué le pasó al niño, papá?-Preguntó uno de los hermanos.

-Nunca más volvió a saberse de él. Cuenta la leyenda que el golpe fue tan brutal que resonó en toda la tierra,  incluso se movieron los polos causando la desaparición de especies enteras, como los dinosaurios,  llegó a provocar un gran Tsunami que destruyó medio planeta, el mal llamado "Diluvio Universal", otra de las múltiples consecuencias de esa terrible colleja. Pero eso no fue lo peor. Al alcanzar las ondas sonoras el núcleo de la tierra, hizo que se produjese un extraño fenómeno. El eco rebotó hacia el espacio exterior, destruyendo a su paso miles de planetas y constelaciones enteras. Fue un verdadero desastre. Como castigo, los creadores del universo,  maldijeron a nuestra extirpe. Desde entonces, es conocida como la Colleja Ancestral. Y durante toda nuestra vida, en las noches de extrema calma,  el eco de esa colleja que sonó en el pasado, sigue aún resonando en el presente.

El padre sonrió con tristeza. Una bocanada de aire, abrió la ventana. Todos se quedaron en silencio. Y nuevamente, ese espantoso ruido volvía a envolver el ambiente.




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